martes, 8 de mayo de 2007

Conozca Los Procedimientos Básicos Para Vender Su Producto.

Por: Ericxon Gonzalez.

Antes de lanzarse a la verdadera venta, hay que determinar si su producto satisfará las necesidades del cliente, para lo que debe hacer preguntas y escuchar lo que dice el cliente.

Luego debe juzgar por sí mismo si el producto es apropiado y, en caso afirmativo, seguir adelante. En caso contrario, ¿por qué perder tiempo y esfuerzo? El cliente le respetará más si le dice que no cree que el producto sea adecuado para él, de modo que cuando aborde de nuevo a esa persona con algo que realmente necesite, se mostrará mucho más receptiva.

Suponiendo que el producto le parezca adecuado, siga adelante con su presentación, teniendo en cuenta que desea resaltar en qué medida las características del producto pueden ayudar a satisfacer las necesidades de la persona. Pero debe resaltar los beneficios, no las características. implique al cliente todo lo que pueda, permitiéndole experimentar el producto con todos los sentidos que le sea posible.

Por ejemplo, además de hablar debe mostrar el producto, de modo que la persona lo vea y oiga acerca de él, deje que lo toque y, si fuera apropiado. que lo huela y lo saboree. Y si es posible permítale también utilizarlo.

Conserve en su mente un bosquejo aproximado de los puntos principales que desea tocar. Pero
deje que la presentación fluya de forma espontánea, de acuerdo con las características de cada cliente.

De este modo, su esfuerzo de venta no parecerá como algo «enlatado».

No se preocupe si se le olvida algo. Probablemente, el cliente nunca llegará a saberlo, puesto que usted es el experto en el producto. Además, la mayoría de la gente sólo recuerda entre el 10 y el 20 por ciento de lo que usted le diga, los expertos afirman que olvidamos aproximadamente el 80% de lo que oímos en un día y el 90% de toda una semana. Por lo tanto, si trata de cubrirlo todo es muy probable que, de todos modos, el cliente no lo recuerde.

Lo que mas probablemente recordará el cliente será el tema general de la presentación y su impresión de conjunto, positiva o negativa, hacia usted y el producto. Así pues, en lugar de intentar decir demasiadas cosas y sobrecargar al cliente con detalles excesivos, suele ser mucho más efectivo repetir unas pocas veces los puntos principales, porque la gente aprende a través del refuerzo (razón por la cual se pasan una y otra vez los mismos anuncios comerciales), y las emociones ayudan a reforzar aún más el mensaje (razón por la que la mayoría de los mensajes comerciales tratan de apelar a los sentimientos de la gente mediante el estimulo de la excitación, el buen humor o los buenos sentimientos, de modo que les guste, o sientan que necesitan el producto).

Si el tiempo se lo permite, salpique la presentación con anécdotas, testimonios, demostraciones,
fotografías, folletos en color, cualquier cosa que haga que el producto parezca más vivo y convincente.

Permita algo de tiempo para las preguntas, ya sea durante la presentación o después. Pero no
permita que demasiadas preguntas interrumpan el flujo de la presentación, ni se deje arrastrar hacia los detalles excesivos. Si le parece que son demasiadas pídale al cliente que reserve las preguntas para el final, y abarque con rapidez los puntos menores.


Luego, presione para llegar a la conclusión de la venta. Si el cliente desea pensárselo, trate de
superar cualquier pregunta que surja presionando para llegar a una decisión. Pero si, a pesar de ello, el cliente sigue queriendo tiempo para reflexionar, acuerde una nueva reunión con él si puede. O, al menos, deje la puerta abierta sugiriendo que lo llamará al cabo de unos días o una semana.

A veces, resaltar que se ofrece también una garantía de devolución del dinero, ayuda a convencer a la persona para que lo pruebe ahora. Al fin y al cabo, si la persona está mínimamente interesada, esa garantía ayudará a convencerla de que no tiene nada que perder intentándolo. También es mejor ofrecer una garantía antes que una muestra gratuita porque, de ese modo, la persona habrá hecho ya una inversión en el uso del producto. Es mucho decir que sí a una muestra gratuita sin preocuparse realmente por el producto que se le ofrece. Pero cuando alguien invierte dinero, incluso con una garantía de devolución del mismo, esa inversión constituye un incentivo añadido para probar lo que se ha comprado.

Finalmente, pida que le indique los nombres de otros posibles clientes. Al hacerlo, es mejor
mencionar categorías de personas que puedan estar interesadas en el producto. Eso ayuda a la gente a pensar en nombres y números de teléfono más fácilmente que si se pregunta de una forma ambigua:

«¿Conoce usted a alguien que...'?». En lugar de eso, pregunte por personas específicas, como si hay algún «vecino», «compañero de trabajo», «miembros de un grupo» al que pertenezca el cliente y que puedan estar interesados.

Luego, tras mencionar cada uno de los grupos, haga una pausa para darle al cliente la posibilidad de pensar. A continuación, si el cliente ofrece alguna sugerencia. pídale
inmediatamente las direcciones y números de teléfono. En caso contrario, resulta fácil olvidarlo. O quizá más tarde el cliente esté ocupado.

Si alguien le ofrece una referencia y usted también quiere crear una red de ventas, puede ser un buen momento para mencionar las ventajas de formar parte de esa red, ya que entonces la referencia puede convertirse en el propio cliente de esa persona, en lugar del suyo. Si la persona en cuestión quisiera saber más al respecto, puede hablarle sobre las oportunidades de negocio, o sugerir una reunión posterior para tratar sobre ello. Pero si la persona parece vacilante, no presione. Simplemente, acepte su postura ya que no hay necesidad de alienarse a los clientes o los contactos mostrándose demasiado insistente en implicarlos más de lo que están dispuestos en estos momentos.

Una vez que haya concluido una venta, explique cómo efectuar pedidos adicionales si le parece que éstos son probables. Si las nuevas órdenes deben dirigirse a la empresa, explíquelo así. O si es usted el que suministrará el producto directamente a los clientes, invite a la persona a llamarle, o explíquele que usted mismo la llamará de vez en cuando para comprobar si necesita más del producto que acaba de venderle.